El gasto de Estados Unidos va por una ruta insostenible. Y aunque no estamos tan mal como Europa, nuestra proa está enfilada hacia ese mismo rumbo. Hará falta políticos muy valientes –que los hay– para salir de este terrible atolladero. Aunque el Supercomité haya fracasado en su cometido, la deuda sigue allí y, como afirma el vicepresidente de la Fundación Heritage David S. Addington, “el Congreso deberá actuar para poner el gasto federal bajo control, de una manera ponderada e inteligente, que cubra las necesidades del pueblo americano”. Es urgente.
Casi 150 años después, es hora de hacer un chequeo de perspectiva. Si Lincoln podía alentar a sus conciudadanos a dar gracias en una etapa tan sombría, ¿cómo puede alguno de nosotros quejarse de su suerte? ¿Cómo podemos leer encuestas indicando que nuestros mejores días ya pasaron, que todo lo que podemos hacer es gestionar nuestro “inevitable” declive? Qué sinsentido.
En este Día de Acción de Gracias que celebramos mañana en todo Estados Unidos, las familias americanas se reúnen en torno a una mesa con un buen pavo y otras delicias para compartir buena comida y buena conversación con sus seres queridos y familiares. Los beneficios del tiempo en familia, no sólo en el Día de Acción de Gracias, pueden durar mucho más que ese magnífico pastel de calabaza.
Una cosa está clara a raíz del debate de la pasada noche: Estados Unidos se enfrenta a significativos desafíos en política exterior y seguridad nacional e incluso se debería prestar más atención a estos asuntos en la campaña presidencial de 2012. La Fundación Heritage se siente orgullosa por la oportunidad de haber trabajado con el AEI y la CNN para traer estos asuntos a la arena pública y promover un debate ponderado entre los candidatos republicanos.