Las cosas no le están saliendo muy bien a Obamacare. Ni siquiera los demócratas del Congreso son ya unos grandes admiradores de esta ley. Parece que después de aprobarla y de averiguar lo que contiene, su encanto se ha desvanecido, tanto es así que el Congreso en realidad derogó parte de Obamacare con el acuerdo sobre el abismo fiscal de la semana pasada.
Los líderes políticos de Nueva Jersey y Nueva York estallaron ayer después de que el vocero de la Cámara de Representantes John Boehner (R-OH) pospusiera la votación sobre el paquete de ayudas por el huracán Sandy. Pero el proyecto de ley está tan cargado de dinero para comprar favores políticos que estos altos cargos deberían considerar el dirigir su ira contra la administración Obama, que es la que está secuestrando la ayuda dirigida a sus electores.
“Cuando no puedas hacer que vean la luz, haz que sientan el calor”. Ayer, el sensato consejo del presidente Ronald Reagan sonaba verosímil. Los activistas de base y de grupos conservadores, liderados por Heritage Action for America (Acción por América de Heritage), desbarataron el plan para subir los impuestos a ciertos americanos y a los pequeños negocios.
A última hora de hoy, la Cámara de Representantes, liderada por los republicanos, votará sobre el “Plan B”, la más reciente e insatisfactoria propuesta presentada por el vocero John Boehner (R-OH) para evitar el abismo fiscal. El plan de Boehner protegería a la mayoría de americanos, excepto a los millonarios, de la subida de impuestos. Pero incluso este es un mal arreglo, pues ignora el problema real: el gasto.