Los americanos se despiertan hoy en el peor “lunes” que tendrán en todo el año: El Día de la Declaración de Impuestos.
La mayoría de americanos teme este día – y con razón. Más allá de la enorme factura que los americanos pagan al gobierno, el código tributario es tan complejo que es difícil averiguar qué le debemos al Servicio de Impuestos Internos (IRS). Se trata de un sufrimiento para los contribuyentes y una enorme sangría para la economía.
Por primera vez en cuatro años, el Congreso de Estados Unidos se encuentra inmerso en un intenso debate presupuestario. Tómese un momento para decir al menos “¡Hurra!”, aunque sea de forma contenida. El gobierno federal se ha embarcado por fin en su responsabilidad más básica. Este es el precio exigido en febrero por los republicanos de la Cámara de Representantes a los demócratas del Senado para aumentar el límite de la deuda. Hasta aquí, todo perfecto.