El Mundial de Fútbol comienza hoy y, en este momento, hay poca fe en que Brasil salga indemne de la celebración.
La mala gestión del gobierno, una gravosa burocracia y una corrupción desmedida han llevado a que éste sea el Mundial más caro hasta la fecha, con alrededor de $12,000 millones. Desde proyectos constructivos sin finalizar a la flagrante corrupción pública, este evento deportivo ha servido para resaltar los problemas sistémicos que afectan a este país sudamericano.