A primera vista, el presupuesto desvelado hoy por el presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes Paul D. Ryan (R-WI) propicia las tan necesitadas reformas y consigue de una manera importante el objetivo vital de balancear el presupuesto en el plazo de una década, aunque en esto dependa parcialmente de las subidas de impuestos de Obama. No se trata de una solución milagrosa, sino de un presupuesto estático, en lugar de ser un plan audaz que se base en reformas de años anteriores.
Ya es hora de que el Congreso elabore un verdadero presupuesto y no cualquier presupuesto que se les ocurra.
Han pasado cuatro años desde que Estados Unidos tuvo su último verdadero presupuesto. Aunque la Cámara de Representantes ha estado aprobando presupuestos, el Senado le ha puesto freno a cada uno de ellos. En cambio, el Senado, controlado por el líder de la mayoría Harry Reid (D-NV), sí ha tomado medidas temporales y a corto plazo para mantener la financiación del gobierno año tras año.
A la hora de explicar cómo sus normativas ayudarían a las personas pobres y desfavorecidas, puede que los conservadores se parezcan demasiado a un equipo de fútbol americano que va directo hasta la línea de una yarda y justo entonces se arrodilla. Sus pétreos principios y normativas los impulsan, pero no dan el último pasito extra y explican cómo esas normativas ayudarían a todos los americanos, especialmente a aquellos que han tocado fondo y que son los que más necesitan que les echen una mano y les ofrezcan una salida.