Estamos a las puertas de conmemorar los 70 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, que en Europa concluyó en mayo y en Asia, definitivamente, en agosto. Y no es, bien sabemos, la única conmemoración cercana referida a los conflictos mundiales. El año pasado se cumplían los 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial. La suma de ambas guerras fue de cerca de 100 millones de bajas, entre civiles y militares. Además de la irreparable pérdida de vidas humanas, la destrucción material fue incalculable.
Al reunirnos con nuestras familias para celebrar Navidad y Hanukkah, deberíamos recordar que nuestra mayor bendición como americanos es la libertad de dedicarnos a nuestros eternos deberes para con Dios y la libertad de religión para libremente llevar a cabo su divina misión entre los hombres en la Tierra.