Las cifras económicas de un país no pueden mejorar al mismo tiempo que empeoran todas las otras. Sin embargo, la corrección política insiste en esta idea, para lo cual debe incurrir en ficciones colaterales. Una de ellas es la desigualdad, la idea de que todo va muy bien pero sólo para una ridícula minoría, a costa de la mayoría; es la consigna del 1% versus el 99 %.
Entre las actitudes habituales del antiliberalismo más rancio figuran el odio al libre comercio y la idea de que estamos gobernados por una secreta conspiración capitalista. Ha vuelto a florecer a propósito de la Asociación Transatlántica sobre el Comercio y la Inversión (TTIP), el acuerdo entre la UE y EE.UU.
Adam Smith subrayó la importancia de las instituciones para el desarrollo de la riqueza, más que los recursos naturales, y en particular los metales preciosos. Dentro de dichas instituciones figura en lugar muy destacado la propiedad privada: la empobrecedora y sangrienta historia del socialismo prueba que su aniquilación resulta catastrófica en todos los sentidos.