Transcurrido medio siglo del nacimiento en bloque de estos movimientos marixistas en América Latina, suele olvidarse su acción y se ha establecido una especie de “verdad oficial” al definirlos como grupos de “jóvenes idealistas” que no necesariamente instauraron el terror asesinando, destruyendo y aterrorizando a la población civil, que en su inmensa mayoría, aspiraba a convertirse en países prósperos, libres y en paz.