El mejor modo de empezar a ganar una guerra es dejar de perderla. Ciertamente este axioma se aplica a lo que está pasando en Irak. Pero, una vez dicho eso, no hay lugar para los soldados americanos en esta batalla.
Es cierto, los americanos se juegan mucho al impedir que los primos de al-Qaeda establezcan un califato brutal en Irak. Medio Oriente es una encrucijada mundial. Si no se controla, la perversa influencia del Estado Islámico podría provocar una espiral de conflictos sectarios en la que se vería atrapada toda la región.