La administración Obama podría decidirse a hacer caso omiso del consejo de sus comandantes militares y reducir la presencia militar de Estados Unidos en Irak a menos de 4,000 efectivos a finales de año y eso ha provocado que 42 distinguidos expertos en política exterior escriban una carta abierta al presidente Obama instándole a que reconsidere su actitud.
Washington debería posibilitar una reconciliación posguerra y un consenso entre las muchas facciones políticas, tribales y locales que han surgido en Libia para llenar los vacíos dejados por el colapso del régimen. Estados Unidos también puede ayudar a la reconstrucción de Libia, en particular para que se repare con prontitud la dañada infraestructura petrolera de Libia, a fin de que las exportaciones de petróleo de Libia regresen a la mayor brevedad posible a sus niveles previos.
Los atentados se produjeron poco después de que Abu Mohamed Adnani fuese nombrado el nuevo líder de al-Qaeda en Irak, representan un intento de reavivar el conflicto sectario entre suníes y chiítas y demuestran que el grupo sigue siendo una poderosa amenaza. Es probable que la campaña de atentados ponga presión sobre el gobierno iraquí para negociar una extensión de la presencia militar de Estados Unidos, a pesar de las reticencias de varios partidos de la coalición en el gobierno iraquí de admitir públicamente que Irak sigue necesitando ayuda sustancial de Estados Unidos en materia de seguridad.
Uno no puede infravalorar los riesgos que representa para nuestro país [tener] una comunidad americana de inteligencia que es incapaz de surtir análisis oportuno y objetivo sobre semejantes amenazas tan serias para la seguridad nacional de Estados Unidos — o de hacer los ajustes apropiados cuando se demuestra que se equivoca. Si las agencias de inteligencia de Estados Unidos no pueden o no quieren hacer esto bien, ¿qué otras cosas no están detectando?