Dos investigadores pertenecientes a la Comisión de Evaluación de la Amenaza de un Ataque de Pulso Electromagnético (EMP) contra Estados Unidos, ordenada por el Congreso en 2010, defienden el punto de vista de proteger a Estados Unidos frente a un posible ataque EMP por parte de terroristas o de algún estado paria mediante armas nucleares y cuyas consecuencias serían catastróficas.