Estados Unidos ha llegado a una encrucijada en su política educativa. Un camino lleva hacia la opción escolar y la personalización; el otro hacia la centralización y la uniformidad. Si nuestro objetivo es una enseñanza centrada en el alumno, únicamente el camino hacia la opción escolar nos llevará a él. Y eso incluye la libre opción escolar en cuanto a estándares y evaluaciones.
Dos fuerzas enfrentadas están en estos momentos luchando por el sistema educativo K-12 de Estados Unidos.
Una supone una iniciativa para inculcar la opción escolar en un sistema que lleva mucho tiempo estancado, facultando a los padres con la capacidad de enviar a sus hijos a la escuela que satisfaga sus necesidades de aprendizaje específicas. La otra es un empeño por centralizar aún más la educación mediante los Estándares Centrales Comunes y sus exámenes a nivel nacional.
En la cadena MSNBC, lo que dice su presentadora Melissa Harris-Perry en un nuevo anuncio de la campaña Lean Forward dejará a más de uno con la boca abierta:
Tenemos que dejar atrás el tipo de idea privada como esa de que los niños pertenecen a sus padres o que los niños pertenecen a sus familias y reconocer así que los niños pertenecen a comunidades enteras. Una vez que sea responsabilidad de todos y no sólo de los hogares, entonces empezaremos a hacer mejores inversiones.
El plan del gobernador Walker es una solución real al problema de hacer más asequible el acceso a la universidad, rebajando los costos para estudiante y contribuyente. El primer Programa de Titulación Universitaria Flexible de la nación es un gran paso para darles a todos los estudiantes su oportunidad de alcanzar el Sueño Americano.