Ya en 1776, Adam Smith, el llamado “Padre del Capitalismo”, advertía sobre este problema porque era consciente de la condición humana que impulsa a ciertos grandes empresarios a conspirar para beneficiarse a costa del resto. Ese comportamiento es la esencia del sistema mercantilista corrupto y contrario al libre mercado.
La batalla por la libertad se da todos los días y nunca se acaba, porque a pesar de que creamos que nuestras ideas han triunfado, habrá otros que verán ese momento como un pasajero periodo de impopularidad, pero se mantendrán firmes y a la espera de poder salir nuevamente a pregonar el estatismo y la supresión de toda forma de autonomía social.