Tener la esperanza de que todos los países estén de acuerdo con las posiciones de política internacional de Estados Unidos y de que voten en consecuencia es algo utópico, pues cada país tiene expectativas, principios y deseos diferentes a nivel internacional. Sin embargo, Estados Unidos podría defender sus posiciones de un modo más efectivo ante la Asamblea General, poniéndolas en relación con su ayuda exterior.
El pasado verano, la administración Obama dejó en mero cascarón la exitosa ley de reforma de la asistencia social de 1996, mediante la exención de sus requisitos laborales. Ahora el debate ha vuelto, pues varios miembros del Congreso están tratando de restablecer las reformas que ayudaron a muchas personas a salir de la pobreza.
Nuestro problema no es China. Este país posee sólo alrededor del 8% de nuestra deuda pública. Correcto: sólo el 8%. Posee una porción muy pequeña de los activos financieros americanos y poco importará cuándo los venda. Nuestro problema somos nosotros mismos: pedimos préstamos porque carecemos del coraje político para establecer prioridades