La cuestión a la que nos enfrentamos hoy en día es si el federalismo está vivo todavía en nuestra actual república. ¿Pueden el tamaño y el alcance del gobierno nacional ser devueltos a los límites constitucionales? ¿Qué pueden hacer los estados para frenar la expansión invasiva del gobierno central en áreas de tradicional control estatal? ¿Cuán peligroso es esto para nuestra supervivencia en el tiempo como nación soberana?
Una de las escenas que más llama la atención de la película 2016: Obama’s America es la que muestra la cumbre nuclear del presidente del año 2009. La idea que estaba detrás de la cumbre era que si Estados Unidos lideraba al mundo con la reducción de su arsenal nuclear, otros lo seguirían. Estaríamos creando una igualdad de condiciones, creando un mundo en el que muchos países tendrían el mismo poder y llegaríamos finalmente, según Obama, a un “mundo libre de armas nucleares”. Por supuesto, el presidente también prometió que revertiría el calentamiento global y que frenaría la subida del nivel del mar.
Las muertes en Bengasi, Libia, del Embajador de Estados Unidos en Libia y de otras personas al servicio de Estados Unidos nos proporcionan un trágico recordatorio de los grandes sacrificios que los diplomáticos, las fuerzas armadas y el personal de inteligencia de Estados Unidos que sirven en el extranjero, hacen para defender a Estados Unidos y sus intereses en todo el planeta.