Los derechos humanos son básicamente el respeto que debemos tener entre todos. Ese respeto se limita a la vida, la libertad y la propiedad ajena, pero no implica la obligación de unos a dar trabajo, salud, agua, vivienda o comida a otros, porque la subsistencia, no es un derecho humano, es responsabilidad de cada uno mediante el trabajo honesto.
Aun en momentos de angustia y dolor, como el que vivimos hoy con los incendios forestales, el ejemplo de aquellos valientes que cruzaron los Andes y triunfaron en Chacabuco hace 200 años, nos iluminan y hacen presente que nada es imposible ante la unión, convicción y entrega total por nuestra nación.
Cuando uno menciona en el extranjero que es chileno, siempre hay dos cosas que te dicen: La primera es que Chile es un país modelo en Latinoamérica por su sistema económico, por su estabilidad política y por la hazaña de sacar a 7 millones de personas de la pobreza en 25 años. La segunda es una pregunta: ¿qué les pasó?
Muchas veces la historia de la humanidad brinda ejemplos de coraje, entrega y convicción en las ideas de libertad. Quizá el siglo XX tiene entretejida una contradicción de desesperanza y terror, pero también de esas duras circunstancias emergieron voces activas que dejaron testimonio de que todo no estaba perdido y que era válido seguir dando la batalla por nobles ideales humanos.