Es hora de que Argentina rinda cuentas, aunque los líderes del Consejo no lo hagan. El verdadero problema, según Moisés Naím, es la “sistémica deficiencia de aprendizaje” que exhiben los líderes argentinos. Si Argentina no va a participar según las reglas internacionales, se le debería negar su condición de miembro en el G-20.
Estados Unidos es una democracia en la que se respeta el Estado de Derecho; no es una nación subdesarrollada dirigida por déspotas. ¿No tiene la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos auténticas violaciones de los derechos humanos por el mundo a las que dedicarse en vez de meterse en el caso de George Zimmerman? ¿Quizás en Cuba, que ridículamente es miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU? Desde Barbados no habría necesitado mirar muy lejos. Quizás fue un lento día noticioso en Barbados.
Los comentarios del secretario de Defensa Leon Panetta la semana pasada fueron muy reveladores de la mentalidad de la administración Obama sobre el régimen legal que gobierna las decisiones de América a la hora de usar sus fuerzas. Durante la sesión ante el Senado, el secretario Panetta afirmó repetidamente que Estados Unidos necesitaba el “permiso” de organismos y organizaciones internacionales como base legal para usar la fuerza militar, citando el apoyo de la OTAN o una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como ejemplo de tales “bases legales” para actuar.¿Son “legal” y “legítimo” sinónimos?
Estados Unidos deberá estar firmemente junto a Israel en el enfrentamiento contra la creciente amenaza nuclear de Irán. Si Jerusalén decide ejercer su derecho a la legítima defensa, entonces Estados Unidos y sus aliados deberían apoyar esa decisión, no condenarla. La brutal dictadura de Teherán ha sido advertida, con suficiente antelación, de que sus reiteradas violaciones a sus obligaciones legales en virtud de los tratados internacionales que han firmado tendrán un costo cada vez caro