El Capitolio calienta motores para otra nueva batalla presupuestaria. El Congreso presentó un plan de gasto que es muy diferente al del presidente. El presupuesto de este año es sumamente importante, dado que hace poco la deuda de Estados Unidos superó los $18 billones y ello constituye $124,000 de deuda por hogar y $56,378 por persona.
El gobierno de Tsipras ha perdido el tiempo y las oportunidades desde que llegó al poder, y ahora tiene que confiscar los saldos disponibles de los municipios y de las empresas públicas para hacer frente a los compromisos de pago a plazo inmediato. Grecia ha pasado del “No a la austeridad” al “Sí a la confiscación”
En materia de alimentación, lo que sucede en Venezuela es bien visible. Basta mirar el redondo estado físico de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello para advertir fácilmente que ellos están realmente muy lejos de las privaciones alimenticias y que de la palabra “hambre” no tienen ninguna noticia. ¿Y el pueblo?
Latinoamérica tiene una perspectiva pesimista en lo político. Llueven las denuncias de corrupción y tráfico de influencias, basta ver como el panorama de Brasil, Guatemala, Chile y Argentina tienen similitudes casi calcadas: corrupción en empresas estatales para beneficiar a familiares, tráfico de influencias con empresarios mercantilistas y financiamiento irregular de campañas políticas. La solución es siempre la misma: Más Estado y más políticos – para acabar siempre igual, con otra ronda de más Estado y más políticos.