El apellidar a la justicia, llamándola “fiscal”, es característico del pensamiento único y sólo puede invitar a la coacción: en efecto, justicia fiscal jamás quiere decir bajar los impuestos, lo que es una curiosa identificación de la justicia con el quebrantamiento de los derechos de los ciudadanos a conservar lo que es suyo.
El gobierno tiene dos herramientas principales que utiliza para lograr sus objetivos: Impuestos y regulación.
Los impuestos son lo que mejor se entiende ya que son directos: todo el mundo paga algún tipo de impuesto. El gobierno toma ese dinero y lo gasta en servicios públicos tales como las fuerzas armadas, las cortes de justicia, las carreteras y demás.