Ayer se cumplieron 11 años de la invasión liderada por Estados Unidos en Afganistán, que se lanzó justo tres semanas y media después de los atentados del 11 de septiembre. Recientemente, se alcanzó la marca de la baja número 2,000 entre las tropas de Estados Unidos en Afganistán. Esta cifra (junto con el horror de los “ataques desde dentro” cometidos por soldados afganos contra los aliados) requiere de una explicación acerca de la situación en la que se encuentra Estados Unidos en Afganistán.
“Es un barco sin marineros. Es una brigada sin balas. Es un escuadrón aéreo sin suficientes pilotos calificados. Es un tigre de papel”, comentaba el secretario de Defensa Leon Panetta sobre los efectos de los “secuestros” de fondos que se avecinan, que reducirán en más de medio billón de dólares el presupuesto de defensa durante los próximos 10 años.
Comportándose de manera contraria a otros indicadores económicos, la tasa de desempleo cayó al 7.8%. Los economistas ya están examinando la caída, comentando que parece tratarse de una casualidad estadística, ya que no se ajusta a la lenta creación de empleo y a la reciente revisión a la baja del crecimiento del PIB.