Ahora que el presidente Obama ya no se enfrentará nunca más a una reelección, es momento de que acabe la campaña electoral. La perpetua retórica política y las promesas ya no tienen importancia. Se necesita acción (y liderazgo) en algunos asuntos apremiantes que amenazan a Estados Unidos. El sustento, la protección y la libertad del pueblo americano están amenazados.
Vaya nivel de deuda que tiene Estados Unidos: Más de $16 billones. Al comparar el presupuesto federal al de una familia intentamos dar sentido a los alucinantes miles de millones y billones de dólares que constituyen las finanzas de Washington. El Gráfico de la Semana, hecho por los expertos de la Fundación Heritage, ilustra el problema del gasto en términos de un presupuesto familiar.
Comportándose de manera contraria a otros indicadores económicos, la tasa de desempleo cayó al 7.8%. Los economistas ya están examinando la caída, comentando que parece tratarse de una casualidad estadística, ya que no se ajusta a la lenta creación de empleo y a la reciente revisión a la baja del crecimiento del PIB.
Después de tres años de hiperregulación, la administración Obama ha ralentizado de manera notable su actividad reguladora durante los últimos meses. Todo un conjunto de importantes normas han sido dejadas a un lado en un proceso de “revisión” prolongada por parte de la Casa Blanca, mientras que por dos veces se han dejado de elaborar las agendas reguladoras, que además están requeridas por un estatuto del Congreso.