La decisión de hoy de la Corte Suprema ratificando la disposición principal de la ley de inmigración S.B. 1070 de Arizona es una firme reprimenda a la administración Obama. La administración había argumentado que sus propias prioridades en el cumplimiento de la ley de inmigración deberían ser tratadas como ley de control, es decir, por encima de las determinaciones tanto del Congreso como de Arizona. Pero la decisión de la Corte significa que el presidente debe pasar por el Congreso si desea obstaculizar la capacidad de los estados para hacer cumplir las leyes de inmigración dentro de sus fronteras.
La decisión de hoy de la Corte Suprema ratificando la disposición principal de la ley de inmigración S.B. 1070 de Arizona es una firme reprimenda a la administración Obama. La administración había argumentado que sus propias prioridades en el cumplimiento de la ley de inmigración deberían ser tratadas como ley de control, es decir, por encima de las determinaciones tanto del Congreso como de Arizona. Pero la decisión de la Corte significa que el presidente debe pasar por el Congreso si desea obstaculizar la capacidad de los estados para hacer cumplir las leyes de inmigración dentro de sus fronteras.
El estado de Wisconsin ha estado nuevamente a la altura de su reputación como incubadora de Grandes Ideas. En el caso de ayer, en el que los votantes derrotaron rotundamente una iniciativa progresista para destituir al gobernador Scott Walker (R), la Gran Idea es que los reformadores que van armados con la fortaleza de sus convicciones pueden ganar, incluso contra las turbas, los sindicatos laborales, Hollywood, los medios de comunicación, el mundo académico y todo lo demás que la izquierda está movilizando estos días. Todo lo que los reformadores necesitan hacer es liderar.
Hace un año, el estado de Wisconsin adoptó unas amplias reformas que pusieron freno a los derechos a negociaciones colectivas entre los trabajadores públicos, pusieron en regla el sistema de pensiones del estado y facultó a esos trabajadores para elegir si pagar o no cuotas sindicales. Una vorágine de oposición surgió entonces entre los sindicatos del sector público. Pero a pesar de tanta retórica, las reformas no supusieron ni mucho menos el día del juicio final para los trabajadores públicos.
Mitt Romney ha hecho público su plan para reformar el enfermo sistema educativo de Estados Unidos. Se basa en la opción escolar, el empoderamiento de los padres y pide una mayor transparencia de resultados. Por el camino, amonesta a los sindicatos educativos –muy acertadamente– por oponerse a la reforma.