Nos dicen que hay que sacrificar la libertad para alcanzar la prosperidad. Mentira. Ése es un falso dilema generalmente planteado por los autoritarios. La prosperidad es muy conveniente para nuestro bienestar material, pero la libertad es absolutamente necesaria para nuestro bienestar emocional. No hay que elegir.
Es importante insistir, hasta el cansancio, que cuando el papa habla de cuestiones económicas no es otra cosa que la opinión de una persona más, con lo cual hasta el cristiano más ferviente puede estar en desacuerdo. El papa no es infalible cuando habla del crecimiento económico, la distribución del ingreso u otras cuestiones económicas como acaba de ocurrir con Francisco en su viaje por América Latina. Lo preocupante del mensaje de Francisco es que deja abierta la puerta para el conflicto social.