La victoria de Trump, contra todos los poderes establecidos, dinero, burocracia, organización, medios de comunicación,… demuestra que el pueblo aún puede derrotar a las aristocracias y las oligarquías cuya inconmensurable avaricia a punto ha estado de cargarse del todo ese frágil experimento de la vida en libertad a que dieron luz entre los Padres Fundadores y Abraham Lincoln.
Pensadores como Marx, Mises, Gramsci, Keynes, Hayek o Friedman entendían que las ideas de los intelectuales tienen una gran influencia en el mundo. “Los hombres prácticos, que se creen exentos de cualquier influencia intelectual, son usualmente esclavos de algún economista difunto” escribía Keynes en las notas finales de su “Teoría General”.
Fue un sorpresón, pero de los buenos. Tan cantada estaba la victoria que cuando la mayoría de colombianos que participaron en el plebiscito rechazaron el acuerdo de paz negociado entre el presidente Juan Manuel Santos (reciente ganador del Premio Nobel de la Paz) y las narcoguerrillas comunistas de las FARC, el país se quedó de piedra. Y semanas después aún no ha salido del limbo.