Ya en 1776, Adam Smith, el llamado “Padre del Capitalismo”, advertía sobre este problema porque era consciente de la condición humana que impulsa a ciertos grandes empresarios a conspirar para beneficiarse a costa del resto. Ese comportamiento es la esencia del sistema mercantilista corrupto y contrario al libre mercado.
Pensadores como Marx, Mises, Gramsci, Keynes, Hayek o Friedman entendían que las ideas de los intelectuales tienen una gran influencia en el mundo. “Los hombres prácticos, que se creen exentos de cualquier influencia intelectual, son usualmente esclavos de algún economista difunto” escribía Keynes en las notas finales de su “Teoría General”.