El recientemente reeditado libro de Steven Mosher, A Mother’s Ordeal (El sufrimiento de una madre), presenta un fascinante relato del viaje a través de la maternidad de una mujer bajo la política del hijo único en China. “El sufrimiento de una madre” pone rostro a las represivas normativas para el control de la población de la República Popular de China y ayuda a quien lo ve desde fuera a comprender el terrible dilema que supone para las parejas chinas.
Se trata de una de las imágenes más icónicas del siglo XX: un hombre de pie absolutamente quieto, enfrentándose a un enorme tanque mientras se aproxima hacia él. Está desarmado y solo. Sin más defensa que la inamovible convicción de que la libertad es tan importante que merece la pena arriesgar la vida por ella.
Hace ya un año desde que el abortista Kermit Gosnell fue condenado por asesinato en primer grado y homicidio involuntario tras matar a tres neonatos y causar la muerte a una madre en su clínica de Filadelfia Oeste. Pero, según un grupo de expertos en normativa, legislación y medicina que se reunió en la Fundación Heritage, las ruinosas salas de operaciones, el sucio instrumental y las prácticas poco seguras que pasaron inadvertidas durante dos décadas en la clínica de Gosnell siguen siendo demasiado comunes en Estados Unidos.
El día de hoy marca el primer aniversario de la condena del abortista Kermit Gosnell, que fue hallado culpable del asesinato de bebés vivos mediante procedimientos abortivos tardíos y en pésimas condiciones. Se dictó sentencia en el tribunal el 13 de mayo de 2013, pero es terrible ver cómo se ha privado a los americanos del debate sobre este importantísimo asunto médico en el hemiciclo del Senado de Estados Unidos.