Los cubanos han vivido en una isla desierta informativa durante más de 50 años. Diez millones de personas, en su momento una parte dinámica del mundo, en sintonía con éste y que recibía información e incluso inmigrantes, quedaron aislados en cuanto Fidel Castro tomó el poder en 1959. Y que el mundo no haya hecho nada para ayudarlos tras cinco décadas de opresión es un ultraje.
Walter Cronkite dijo una vez: “En la búsqueda de la verdad, hay que conocer las dos caras de una historia”. Pues bien, si eso es así, entonces la mayor cadena de televisión en lengua española de nuestro país no tiene ningún interés en ofrecer a los hispanos de Estados Unidos (el grupo demográfico más joven y de crecimiento más rápido de esta nación) la verdad sobre el cambio climático.