Si la situación en España les suena familiar, es porque lo es. Lo que estamos viviendo en Estados Unidos es una previa de lo que ya está viviendo España. Nuestro propio país está en declive según el Índice dado el incesante gasto del gobierno federal y el insoportable crecimiento de la deuda nacional.
Irónicamente, las políticas de la izquierda obstaculizan que los hispanos sean independientes en su búsqueda por alcanzar su particular Sueño Americano. Y es que los políticos de ese color necesitan que los hispanos dependan de sus dádivas para tener cautivo el voto hispano y sólo saben ofrecer chimichangas a todo hispano que se les ponga enfrente.
Al final, el mejor camino a seguir será que el pueblo sirio se gane su propio futuro sin intervención extranjera directa. Con gran valor continúan luchando contra Asad y continúan capeando el temporal de su violenta opresión en la esperanza de conseguir un mañana mejor. Cuando la polvareda se asiente, uno sólo puede desear que las tinieblas del terror y la muerte que vienen con ella y que se forme un gobierno con verdadera legitimidad.
El empuje de Chávez para la reelección será formidable y la oposición tiene una gran distancia que recorrer. Sin embargo, la impresionante respuesta de los votantes el 12 de febrero hace que un cambio de liderazgo parezca más posible. Como observó Capriles, Chávez “cree que es Dios. Piensa que no puede perder y eso es muy bueno para nosotros”.
El fracaso del socialismo de Zapatero no sólo ha dejado a su propio partido en ruinas, sino que ha dejado una España en la que 1 de cada 5 españoles están en paro, 1 de cada 5 es pensionista y a todos les han recortado la pensión, 1 de cada 2 jóvenes aún no ha encontrado su primer trabajo, 1 de cada 8 negocios ha cerrado y 1 de cada 10 familias tiene a todos sus miembros en situación de desempleo.