Al abrigo de lo más profundo de la noche en la ciudad de Abbottabad, Pakistán, un equipo de los SEAL de la Armada descendió de sus helicópteros, abrió brecha en el complejo del cerebro terrorista Osama bin Laden y lo mató. El relato es del tipo de cosas de las que están hechas las películas que son éxitos de taquilla, pero muchos de los detalles son en su mayoría un secreto bien guardado. Eso era así hasta que la Casa Blanca de Obama concedió insólito acceso e información a los cineastas de Hollywood para su película sobre la incursión, que originalmente estaba previsto que se estrenase justo antes de las elecciones presidenciales de noviembre. Por inquietante que pueda parecer, no es la primera vez que esta Casa Blanca ha revelado información confidencial en dudosas circunstancias.
Estados Unidos debe reconocer que no puede esconderse de las amenazas ni retirarse para encerrarse en su fortaleza. No hay murallas lo suficientemente altas como para evitar otro 11 de septiembre y alejarse de los enemigos en el exterior no hará que estos desaparezcan. Las fuerzas armadas de Estados Unidos deben estar preparadas para combatir las futuras amenazas; las fuerzas de la ley y los servicios de inteligencia de Estados Unidos deben contar con las herramientas necesarias para impedir atentados terroristas dentro del país y nuestros cargos electos deben reconocer su obligación constitucional de proteger a Estados Unidos de sus enemigos, tanto extranjeros como domésticos.
Es bueno ver que, aunque algunos representantes de la administración pueden tener una perspectiva descarriada, la inmensa mayoría del público americano tiene los pies bien puestos sobre la tierra. De hecho, Osama bin Laden ya hace bastante tiempo que se murió – un año para ser exactos. Por todo el mundo, se han desmantelado redes terroristas, se han diezmado a sus líderes y se han desarticulado campos de entrenamiento terrorista. Sin embargo, como el columnista del periódico Washington Examiner Cal Thomas expone acertadamente, “El terrorismo fluye de un sistema de creencias y una cosmovisión que no serán aplastadas simplemente porque unos cuantos líderes de al-Qaeda hayan desaparecido”.
A pesar de los serios reveses de Estados Unidos en Afganistán durante los últimos tres meses, los dos países han sido capaces de concluir un Acuerdo de Asociación Estratégica (SPA) el mes pasado que establece un amplio abanico para las relaciones entre Estados Unidos y Afganistán cuando se dé fin a las operaciones de combate americanas y de la OTAN en 2014.