Estados Unidos deberá estar firmemente junto a Israel en el enfrentamiento contra la creciente amenaza nuclear de Irán. Si Jerusalén decide ejercer su derecho a la legítima defensa, entonces Estados Unidos y sus aliados deberían apoyar esa decisión, no condenarla. La brutal dictadura de Teherán ha sido advertida, con suficiente antelación, de que sus reiteradas violaciones a sus obligaciones legales en virtud de los tratados internacionales que han firmado tendrán un costo cada vez caro
La administración Obama debería desarrollar una estrategia proactiva que aborde el creciente conflicto mediante la inclusión de políticas que mitiguen las amenazas que Irán representa para la seguridad nacional de Estados Unidos, así como una respuesta coordinada en caso de que Israel ataque a Irán. Al hacerlo, la administración Obama deberá estar firmemente junto a Israel, reconociendo así el derecho de Tel Aviv a defenderse contra un régimen empeñado en “borrar [a Israel] de las páginas de la historia”.
A pesar del aumento de la beligerancia de Irán –los lanzamientos de prueba de nuevos misiles, las amenazas de cerrar el Estrecho de Ormuz y el anuncio de la producción de su primera varilla de combustible nuclear, Grecia, Italia y España están reacios a aceptar sanciones más duras. El petróleo iraní constituye el 35% de las importaciones de petróleo de Grecia, aumentando los temores de que un corte al suministro de petróleo profundizaría aún más los problemas económicos del país. Italia está de acuerdo con las sanciones al petróleo, en teoría, pero quiere que se excluyan sus actuales contratos.
Aunque las protestas contra Guantánamo continúan, también lo hace la guerra contra los terroristas. Al-Qaeda, sus aliados y otros con la misma agenda asesina y antiamericana, continúan planeando el próximo ataque contra nuestro territorio. De igual forma, Estados Unidos debe continuar haciendo todo lo que pueda —dentro del imperio de la ley— para impedir esos ataques antes de que se pierdan más vidas. Eso incluye el uso del centro de detención de Guantánamo a no ser que se proponga otra opción que sea segura y razonable.