Ayer, Estados Unidos se enteró de que Irán estaba conspirando para lanzar un ataque terrorista en Washington DC, donde planeaba el magnicidio del embajador saudí y atentados bomba contra las embajadas saudí e israelí. Las autoridades americanas desbarataron el complot y presentaron cargos contra los hombres que planeaban llevar a cabo el ataque, pero la audacia de las acciones de Irán subrayan una verdad perturbadora
La administración también debe quitarse los “guantes de seda” en sus tratos con Irán. Además de la plena aplicación de las sanciones, la Casa Blanca debe comenzar a presionar seriamente al régimen de Teherán respecto a su abismal situación de derechos humanos. En cuanto a los sospechosos, debería presionarse a la administración para que explique lo que el gobierno de Estados Unidos está haciendo con respecto a traer de regreso a Estados Unidos al sospechoso Gholam Shakuri, miembro de la Fuerza Quds de Irán asentado en ese país, para que se enfrente a la justicia.
Al menos se han frustrado 41 complots públicamente conocidos de terrorismo de inspiración islamista contra Estados Unidos desde el 11 de septiembre. De estos 41 complots, en 29 han participado uno o más ciudadanos americanos. Al igual que Ferdaus, quien afirmó que se sintió atraído a la yihad después de visitar páginas web yihadistas y videos en Internet, muchos de estos terroristas de “cosecha propia” se radicalizaron a través de la web.
El enfoque de Obama [al proceso de paz] no ha conseguido nada. A cambio, los palestinos le pagan el favor con una campaña en la ONU que parece diseñada para humillar a la Casa Blanca. Al igual que Jimmy Carter anteriormente, Obama está descubriendo que cuando los presidentes americanos sostienen una posición de acomodo y ambivalencia en asuntos internacionales, se aprovechan de ellos. La debilidad invita a la agresión.