En América Latina y el Caribe, el viejo debate del siglo XX sobre si formar parte del sistema capitalista global hace tiempo que acabó, siendo sustituido por un consenso virtual acerca de la importancia del comercio y la inversión internacionales. Sin embargo, ha surgido una nueva división sobre cómo abordar el auge de las economías asiáticas.
Los presidentes de la “Alianza del Pacífico” (Chile, Colombia, Perú y México) se reunieron la semana pasada en Cali, Colombia, para firmar un acuerdo que elimina los aranceles sobre el 90% de su comercio de mercancías. Sin duda, se trata de una buena noticia. El Congreso y la administración Obama deberían prestar más atención a este bloque comercial, considerablemente más pragmático y menos ideológico que otros de la región (por ejemplo, la ALBA, el CELAC y UNASUR, todos ellos chavistas).
Esta Alianza del Pacífico, que se estableció en abril, busca crear un bloque comercial a lo largo de la costa del Pacífico, centrado en la promoción de los intereses comunes del comercio, la innovación y la inversión. Habiéndose reunido por segunda vez este año, los líderes de Chile, México, Perú y Colombia (con Panamá asistiendo como observador) se comprometieron a firmar un marco de acuerdo para promover la integración económica y la libre circulación de mercancías, personas y servicios dentro de los próximos seis meses.