Washington es conocido por filtrar el último día laborable de la semana las noticias que no quiere que se examinen demasiado a fondo. De modo que el pasado viernes era el momento adecuado para que la Oficina del Director Nacional de Inteligencia (ODNI) hiciera pública una declaración acerca de los conflictivos informes de la administración Obama sobre el ataque que acabó con la vida del embajador de Estados Unidos en Libia.
Nuestro gobierno no es responsable del contenido de las películas que se hacen, los libros que se escriben o los blogs que se publican por parte de los americanos. Ni debería condenar ni justificar el contenido de la libertad de expresión. Este es un mensaje complicado, pero se trata de algo que en el extranjero necesitan oír una y otra vez.
Grupos de manifestantes irrumpieron hoy en la Embajada de Estados Unidos en Yemen e incendiaron el edificio. Al igual que hizo la turba del martes en Egipto, derribaron la bandera americana. También están circulando informes de una protesta espontánea hoy en Teherán con alrededor de 500 iraníes cantando “Muerte a Estados Unidos”. Mientras tanto, un antiguo mentor de Osama bin Laden pidió a sus seguidores que imitaran lo sucedido en Libia y Egipto.
Las muertes en Bengasi, Libia, del Embajador de Estados Unidos en Libia y de otras personas al servicio de Estados Unidos nos proporcionan un trágico recordatorio de los grandes sacrificios que los diplomáticos, las fuerzas armadas y el personal de inteligencia de Estados Unidos que sirven en el extranjero, hacen para defender a Estados Unidos y sus intereses en todo el planeta.