Teniendo en cuenta el débil crecimiento económico del país, de sólo un 0.1% el trimestre pasado, merece la pena reflexionar sobre las iniciativas de recuperación que tanto el presidente Obama como sus seguidores pregonan que han sido un éxito. En su mayor parte, los defensores de las políticas económicas del presidente comentan que los principales indicadores económicos (concretamente el PIB, el empleo y la bolsa) se han recuperado en gran medida desde que la recesión tocó fondo en 2009.
En Washington, los hechos pueden ser a veces una cuestión de terquedad. Supongo que es por eso por lo que los críticos de los medios de comunicación pensaron que mis comentarios, realizados el pasado lunes durante una reunión de la asociación de gobernadores (que puso de manifiesto el lento crecimiento y las fallidas políticas económicas de nuestro presidente) fueron impolíticos o descorteses.
El informe sobre el producto interior bruto (PIB) publicado el pasado miércoles muestra que pocas cosas han cambiado en la economía durante el segundo trimestre del año. La estimación inicial de la Oficina de Análisis Económico (BEA) muestra que el crecimiento económico fue de sólo el 1.7% desde el 1 de abril al 30 de junio, bastante por debajo del ritmo al que debería estar creciendo la economía en este momento de recuperación tras una recesión.
Existe una gran equivocación en Estados Unidos respecto al equilibrio entre comercio y empleo. Muchos equiparan los déficits comerciales y los incrementos en las importaciones como algo negativo para el empleo. Sin embargo, no podrían estar más equivocados. En realidad, un mayor número de importaciones es signo de prosperidad y abundancia de puestos de trabajo. Cuando la economía de un país crece, se crean más empleos y la gente tiene más dinero para gastar en bienes, incluidos los importados.
El Congreso está actualmente discutiendo el futuro de los programas agrícolas de Estados Unidos. En 2011, los contribuyentes subsidiaron a los agricultores con un total de $10,400 millones mediante pagos públicos. Ahora, imagine que el gobierno tuviera un modo de incrementar los pagos a los agricultores a la vez que reduce a cero los subsidios del contribuyente.
Pues tal política de actuación existe. Se llama libre comercio.