Alan Gross podría haber sido vecino suyo. Un americano de la generación de la posguerra al que le encantaba tocar la mandolina y comer semillas de girasol, una persona de gran corazón. Gross escogió un empleo que lo llevó por todo el mundo ayudando a equipar a quienes luchan contra la opresión política y económica. Pero por desgracia, Alan Gross no es su vecino, sino el prisionero de un régimen represivo como el cubano, que niega las libertades.
En el 50º aniversario de la Crisis de los Misiles de Cuba de octubre de 1962, sólo uno de los líderes políticos decisivos involucrados en la misma se mantiene todavía en el poder. A la edad de 86 años, Fidel Castro prácticamente ha desaparecido y no ha sido visto en público desde hace meses. Su lugar al mando de los destinos de Cuba ha sido asumido por su hermano Raúl Castro, de 81 años, que también tuvo una participación de alto nivel en la crisis de octubre de 1962.
El 14 de octubre de 1962, los responsables políticos de Estados Unidos se enteraron de que la Unión Soviética estaba construyendo en Cuba bases para misiles que habrían permitido a Moscú atacar cualquier lugar del territorio continental de Estados Unidos en cuestión de minutos. Por ejemplo, los expertos de la Fundación Heritage Michaela Bendikova y Baker Spring nos recuerdan que “Fidel Castro y el Che Guevara animaron a los soviéticos a usar misiles balísticos estacionados en Cuba para atacar a Estados Unidos”.
Oswaldo Payá, luchador por la libertad de Cuba, murió en un accidente automovilístico junto al chofer del auto en la ciudad de Bayamo, en el sur de Cuba, el 22 de julio. Se cree que otro vehículo puede haber estado involucrado, pero la causa del accidente sigue bajo investigación. Está claro que la lucha por la libertad cubana continúa, pero sin uno de sus líderes históricos.