El gobierno federal ha gastado más de $3,000 millones durante los últimos 35 años en ayudar a empresas agrícolas multinacionales para que comercialicen sus productos en el exterior. Los contribuyentes pagan alrededor de $200 millones anuales para financiar unas actividades empresariales que las empresas podrían hacer por sí mismas.
LA ICSC calcula que los empleados de la ONU en Nueva York con los niveles profesionales más altos obtienen una remuneración neta (el salario que llevan a casa) que promedia un 29.5% más que el equivalente en esos niveles de los servidores públicos de Estados Unidos en Washington D.C. Es más, los empleados de la ONU disfrutan de unos beneficios que en muchos casos sobrepasan a aquellos de los servidores públicos de Estados Unidos.
¿Cómo es de cotidiano este despilfarro? Dado el tremendo tamaño y alcance del gobierno (que está previsto que gaste $6.3 billones este año) es imposible precisarlo. Pero igual de perniciosa que los incontables miles de millones derrochados es la enfermiza actitud que se ha apoderado de Washington y que se está extendiendo como una metástasis por todo el país. Es uno de los irresponsables derechos a beneficios por el que las personas que viven del monstruo burocrático automáticamente toman y gastan más a la vez que hacen menos, sin tener en cuenta a aquellos que alimentan sus apetitos.Esto no es lo que los Fundadores tenían en mente.
Los demócratas del Congreso no tienen ningún plan de recortar el gasto gubernamental este año, ni el que viene, ni ningún otro. Los conservadores tienen que mantenerse firmes en sus recortes por un valor de $61,000 millones y forzar a los demócratas a presentar su propio plan de reducción del gasto.