El colapso de la república bolivariana es la crónica de un desastre anunciado; anunciado desde el mismo momento en el que el precio del petróleo comenzó a pinchar. No en vano, el Estado venezolano se había convertido, desde la misma época de Chávez, en una maquinaria clientelar dedicada a repartir entre la población las rentas obtenidas mediante la exportación del crudo.
El recientemente reelegido presidente de Ecuador, Rafael Correa, quiere que la gente sepa que está decidido a combatir la inflación haciendo frente a la “especulación”. Un noble objetivo, sin duda. Pero las armas elegidas por el presidente Correa (doctor en economía por la Universidad de Illinois) para esa batalla en realidad supondrán la condena de su campaña antiinflación.
Y seguramente él también lo sabe. Entonces, ¿por qué lo está haciendo?