El deseo del presidente Obama de lograr un nuevo Medio Oriente caracterizado por un equilibrio de poder entre los principales Estados de la zona permitiría que Estados Unidos se desentendiera de una región que ha absorbido los recursos nacionales. Pero, como está descubriendo, es más fácil verse absorbido por Medio Oriente que salir de él.
Ni la presión de la comunidad internacional, ni los bombardeos ni las operaciones militares sobre el terreno: el mayor golpe que ha recibido hasta la fecha el Estado Islámico (EI o también ISIS, por sus siglas en inglés) es el histórico e inesperado desplome que ha registrado el barril de petróleo en los últimos meses, ya que la venta de crudo sigue siendo la principal fuente de ingresos de este grupo terrorista.