La ciudad de Nueva York está plagada de individuos que vienen a cobrar su parte correspondiente por los errores de la administración Obama. Apenas había terminado el presidente Obama su alocución ante la Asamblea General de la ONU (en la que por un lado defendió el principio de la libertad de expresión y por otro denunció el ejercicio de la misma si esta daña los sentimientos religiosos musulmanes) cuando ya estaba siendo atacado por otros oradores.