En su discurso de enero, el presidente habló de forma elocuente: “Una de las mayores contribuciones que Estados Unidos puede hacer al mundo es fomentar la libertad como clave para el crecimiento económico. La respuesta a un mundo cambiante es un Estados Unidos creativo y competitivo, no unas guerras comerciales que cerrarían puertas, crearían mayores barreras y destruirían millones de empleos. Eso lo deberíamos recordar siempre: Proteccionismo es ‘destruccionismo’”.
Puede que a los usuarios del sistema de metro de Washington D.C. finalmente les espere algo más en sus desplazamientos diarios que escaleras mecánicas rotas y vías de doble sentido. Para 2014, el Metro planea introducir nuevos vagones de última generación que incluyen pantallas LCD y diseños ergonómicos.
¿Le gustaría recibir un aumento? Por desgracia, en el caso de algunos trabajadores, el clientelismo impide que reciban aumentos en sus pagas. A principios de 2011, un supermercado Giant Eagle de Edinboro, Pensilvania, quiso dar aumentos y unos mayores salarios iniciales a 25 empleados. Pero un sindicato se lo impidió.
Cuando hablamos de “libertad económica”, ¿qué queremos decir y por qué es tan importante? Publicado por primera vez en 1995, el Índice de Libertad Económica evalúa a los países en cuatro amplias áreas de libertad económica: Estado de Derecho, eficacia reguladora, gobierno limitado y mercados abiertos.