El espionaje de la NSA evita atentados terroristas pero también debe respetar las libertades civiles
El general Keith Alexander, director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), testificó en una sesión a puertas abiertas ante el Comité Selecto Permanente de la Cámara de Representantes para Inteligencia sobre cómo la recogida de información por parte de los servicios de inteligencia sirve de respaldo a las iniciativas nacionales en la lucha contra el terrorismo transnacional.
Aumentar la transparencia y reducir los malos entendidos entre Washington y Pekín son objetivos loables, pero no deberían ocultar o distraer del verdadero objetivo de proteger los intereses nacionales de Estados Unidos y de alcanzar los objetivos estratégicos americanos. Las fricciones entre Washington y Pekín (ya sean por Corea del Norte o en otros asuntos asiáticos a mayor escala) no se deben a “malentendidos”, sino más bien a principios y objetivos enormemente divergentes.
Recientes informes indican que un empleado de un contratista del gobierno filtró a los medios de comunicación los detalles de un programa de vigilancia clasificado de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Le preguntamos a James Carafano, autor de un libro sobre el uso de contratistas por parte de Washington (Private Sector, Public Wars), su opinión sobre estas recientes revelaciones.
“Lucharemos en las playas, lucharemos en los aeródromos, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas; nunca nos rendiremos…”
Estas palabras no fueron utilizadas en ningún momento por el presidente Obama durante su discurso de ayer en la Universidad de la Defensa Nacional (NDU). Es más, no dijo nada que recordase al inmortal discurso de Winston Churchill sobre la resistencia ante el avance de la tiranía.