Tanto si se trata de terremotos como de ataques terroristas, Estados Unidos debe estar preparado ante las amenazas al territorio nacional. Pero acertar con los sistemas y respuestas de seguridad interior está entre los más difíciles problemas para Washington. El exceso de centralización, la omnipresente complacencia y el arraigado politiqueo se interponen a la hora de conseguir una seguridad interior más efectiva. Ahora es el momento de que Washington se asegure de hacer lo correcto en vez de esperar a que golpee la catástrofe.
El exsenador Jim Talent (R-MO) apunta que: “La gran ironía de nuestro tiempo es que cuanto más ha crecido el gobierno federal, peor ha desempeñado sus funciones prioritarias de proveer la defensa nacional”. Ahora, después de todo el gasto en estímulo, rescates y los desbocados derechos a beneficios, Estados Unidos está viendo los resultados. El Congreso debe actuar ahora para contener el gasto de forma que pueda garantizar que la capacidad del gobierno de ejecutar su deber principal permanezca intacta.
Pakistán no es ni aliado ni enemigo de Estados Unidos, más bien, Pakistán tiene objetivos de seguridad totalmente diferentes a los de Estados Unidos en Afganistán y en la lucha contra el terrorismo en general. Cuanto antes acepten los políticos americanos esta realidad, Estados Unidos tendrá mayores oportunidades de alcanzar sus objetivos en la región.
Suena como sacado de una película. Un arma nuclear detona a gran altitud, generando una gran cantidad de energía electromagnética que produce gran devastación en Estados Unidos — destruyendo la electrónica, colapsando las comunicaciones, paralizando el transporte y apagando toda energía eléctrica. Desafortunadamente, la amenaza de un ataque de pulso electromagnético (EMP) es del todo real y es hora de que los líderes de América despierten ante esta realidad. Pero un arma nuclear no es la única forma en que puede generarse un ataque EMP. Incluso la actividad solar, si …