Y hoy, en Detroit, que en julio tuvo el mayor índice de desempleo de las áreas metropolitanas del país, el presidente Obama va a aparecer con varios presidentes sindicales, incluyendo Richard Trumka de la AFL-CIO, James P. Hoffa de los transportistas Teamsters y Bob King de la UAW, para pregonar su rescate de la industria automovilística y ese plan del que todavía no sabemos nada y que supuestamente va a solucionar la economía.
En el caso de la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB) contra la empresa Boeing, verá que el gobierno federal está tratando de hacer justo esto: ordenarle a una industria privada dónde y cómo puede hacer negocios. Y lo está haciendo para impulsar uno de los intereses especiales favoritos del presidente Barack Obama: los sindicatos.
las acciones de la NLRB son solo el más reciente intento de la administración Obama para salir en defensa de la máquina sindical. Y también es un golpe directo a la libertad de la industria privada para tomar decisiones empresariales fundamentales lo cual tiene serias consecuencias para la economía de Estados Unidos.