En la jungla sin ley que es el sistema internacional, las naciones rara vez pueden permitirse el lujo de elegir el bien o el mal. Por lo general se trata de elegir un mal menor o mayor. Es lo que pasó en la Segunda Guerra Mundial, cuando nos aliamos con Stalin para detener a Hitler, y es lo que sucede hoy en el caso de Arabia Saudita contra Irán.
Nunca desde la crisis de los misiles de Cuba el mundo había estado más cerca del cataclismo como hoy; evitarlo dependerá de la fortaleza de Occidente y de la inteligencia en la selección de los apoyos y del manejo de la diplomacia y la fuerza para que se pueda evitar un conflicto que pueda llegar a adquirir unas dimensiones que no se nos ocurrirían en nuestras peores pesadillas.