Estados Unidos ha estado entusiasmado durante toda la semana con los vestidos, las estrellas, los ganadores y las películas triunfadoras. Pero el aspecto más importante de los Óscar es el drama que se sigue representando en la vida real.
No es algo inusual que los actores de Hollywood hagan uso de su estrellato para llamar la atención sobre los derechos humanos y las causas humanitarias. Pero resulta sorprendente que lo hagan en una iniciativa para hacer lo correcto en lo referente a la seguridad nacional de Estados Unidos.
Zero Dark Thirty, la largamente esperada película que relata cómo la CIA rastreó al cerebro de los atentados terroristas del 11 de septiembre, se estrenó el pasado fin de semana en Washington. La película, nominada a los premios Oscar, cubre más de una década, desde el derribo de las Torres Gemelas hasta la incursión contra el complejo de Osama bin Laden en Abbottabad, Pakistán.