Los americanos tienen suficientes razones para estar molestos con el jueguito político que ha llevado a cabo la Casa Blanca poniendo barricadas al Monumento Conmemorativo de la Segunda Guerra Mundial, en Washington. Y desde luego que deberían estarlo. Según la legislación federal, no existen razones que justifiquen el cierre del monumento.
La administración Obama quería pagar anuncios para promover Obamacare durante los partidos de fútbol americano de este otoño, pero la organización NFL rechazó la oferta (aunque algunos equipos a título individual han acordado echarle una mano). Pero ¿qué ocurriría si todos los anuncios durante todos los partidos de fútbol americano fuesen de índole política? Pues ese es el caso de Argentina.
Los medios informativos, el presidente y el Congreso deberían tener cautela a la hora de enumerar a las “víctimas” del cierre del gobierno. Por más que los medios de comunicación nacionales continúen dándole publicidad, la indignación por la suspensión sin goce de sueldo de los empleados federales provocada por Washington no va a tener mucho más recorrido en el resto de Estados Unidos.