Según el Boston Herald y otros medios de comunicación, la familia de los terroristas que atentaron contra la Maratón de Boston recibió gran cantidad de dinero y beneficios en asistencia social. Esto llama la atención sobre el principio normativo de que los inmigrantes deberían ser contribuyentes netos del gobierno y la sociedad y que no deberían ser una carga para la sociedad americana.
Hasta hoy, el presidente Obama está visitando a nuestro vecino del sur, México. En una de sus primeras declaraciones en el país azteca, Obama dijo: “Si a México le va bien a Estados Unidos le va bien”. Es algo muy cierto porque en este mundo globalizado, lo que sucede en un lugar puede fácilmente repercutir en otro, especialmente si se trata de países fronterizos como Estados Unidos y México.
Después de los atentados de Boston, muchos se están preguntando cómo alguien que vino a Estados Unidos con 9 años, asistió a algunas de nuestras mejores escuelas, fue capitán de su equipo de lucha libre, fue al baile de graduación y obtuvo la ciudadanía americana, pudo haber infligido un ataque tan devastador a nuestra sociedad. Las pruebas que están apareciendo sugieren que parte de la respuesta está en que nadie durante la última década le enseñó a Dzhokhar Tsarnaev a amar a Estados Unidos o, al menos, no se hizo una buena labor.