La Cámara de Representantes votará hoy sobre una propuesta que dejaría el límite de la deuda en suspenso hasta el 19 de mayo, proporcionando un poco más de tiempo para el debate presupuestario general. Esto no hace otra cosa que postergar las difíciles decisiones necesarias para conseguir poner en orden la situación fiscal del país.
¿Recuerda la frase de la campaña electoral del presidente Obama de que “al-Qaeda está en desbandada”? Bien, pues la incursión terrorista en Bengasi, Libia, del pasado 11 de septiembre, le obligó a tener que tragarse esas palabras o al menos a tener que omitirlas durante el mes de octubre en su letanía de logros de cómo supuestamente había convertido el mundo en un lugar más seguro.
Los miembros del Congreso (que van a debatir mañana mismo sobre el aumento del límite de la deuda) deberían haber prestado ayer mucha atención. El presidente dejó muy claro que él no ve la urgencia de reducir la deuda y recortar el déficit. De hecho, en su segundo discurso de toma de posesión, el presidente Barack Obama se mostró honesto en cuanto a sus intenciones de hacer crecer el gobierno con el fin de rehacer nuestro país siguiendo su visión progresista.