El acuerdo de última hora al que se llegó en la mañana del pasado lunes entre las autoridades chipriotas y los responsables del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Unión Europea (UE) está siendo aclamado desde Bruselas como un auténtico logro. Pero en realidad, el acuerdo simplemente oculta los graves problemas estructurales internos de la eurozona y probablemente no sea más que una solución temporal a unos problemas a largo plazo.