En la primera declaración pública sobre este asunto por parte de un alto cargo de la administración Obama, el secretario de Defensa Chuck Hagel defendió anteayer la decisión de liberar al sargento del Ejército Bowe Bergdahl a cambio de cinco líderes talibanes e indicó que el presidente actuó dentro de la legalidad al no notificar al Congreso que el intercambio se había producido.
Después de que la salud física y mental del sargento Bowe Bergdahl sea tratada por un equipo médico, le corresponderá al sistema de justicia militar abordar la acusación que pesa contra él por desertar de su unidad en Afganistán.
¿Qué sucederá entonces? ¿Cuáles son los pasos a seguir y las posibles consecuencias?
La política respecto a Medio Oriente del presidente Obama continúa desenvolviéndose con peligrosas consecuencias para los intereses nacionales de Estados Unidos y los de sus aliados. El pasado lunes, el movimiento palestino Hamás, de carácter islamista y extremista, se integró en un gobierno de unidad nacional con su movimiento rival, al-Fatah, la facción dominante dentro de la Organización para la Liberación de Palestina.
“La opción cero es la opción de ensueño para los talibanes. Un repentino repliegue allanaría el camino para que los talibanes vuelvan a ganar influencia e inutilicen la capacidad de Estados Unidos para llevar a cabo misiones antiterroristas en la región”, afirmó recientemente la analista de la Fundación Heritage Lisa Curtis durante su intervención en una conferencia sobre Afganistán en el Congreso.